Los 10 aprendizajes del 2018

No podía terminar el año sin hacer este ejercicio. Creo que de alguna manera, estructurada o no, todos lo hacemos.

Cada vuelta del calendario sigo una serie de rituales, la mayoría heredados de mi familia. Santa lucía en enero, para el amor y el dinero (no pude evitarlo, por eso la foto de este post); correr la cuadra con una maleta al sonar las doce, para garantizar que viajarás (2018 ha sido, por cierto, el único año en que no me ha funcionado), estar al lado de la gente que querés y darles las gracias, con lágrimas en los ojos; comprar una agenda nueva y copiar de nuevo todas los textos inspiradores que siempre tengo a la vista, más los que descubrí en el año (pronto mi agenda será una colección de textos seleccionados)… creo que el año nuevo es mi festividad favorita.

Y aquí, ahora, voy a compartir con vos esta tradición que me ha dado por hacer los últimos 3 años. El listado de los 10 aprendizajes que me regaló el 2018. Porque cada año de experiencia cuenta. Los golpes y los triunfos no son en vano. En el Conde de Montecristo el sacerdote enseña a Edmond que lo único que nadie puede quitar a un hombre (o a una mujer en este caso) es su conocimiento. Es además tu activo más valioso, que tiene la curiosa cualidad que cuando se comparte, se expande.

Así que aquí te van, diez cosas que aprendí este año.

La vida tiene un costo de oportunidad.

Las decisiones “racionales” a veces son miedo disfrazado. Este año hice muchas cosas que no quería en pos de una falsa seguridad. Para ser completamente honesta, me daba pánico, y racionalizaba mi miedo diciendo que estaba siendo “responsable”. Lo cierto es que, desde nuestra experiencia humana, el tiempo es limitado y si lo invertís en una cosa, dejás de hacer otra que a la larga te trae mayores beneficios. Avanzarás más lento haica lo que querés porque no le dedicás el tiempo que merece, y en mi caso, por miedo a lo desconocido.

  1. Tus pensamientos crean tu realidad.

    Es definitivo. Soy una ávida estudiante de la Ley de la Atracción, y este año vi claramente sus efectos. Positivos y negativos. Un Curso en Milagros dice que no hay pensamientos fútiles, y eso es completamente cierto. ¿La consecuencia? Soy mucho más cuidadosa de mi diálogo interno y de la emociones que provoca. Estoy alerta de mis pensamientos y finalmente incorporé la práctica habitual de la meditación.

  2. La coherencia es crucial para alcanzar tus metas.

    Pensamiento, emoción y acción tienen que ser coherentes. No podés pensar en abundancia, sentir miedo a la escasez y actuar de manera desenfocada. No podés decir que querés hacer crecer tu negocio y hablar mal de tus clientes, empleados y del mercado. Cambiate de negocio. No podés decir que no te gusta estar sola y aislarte cada vez que te invitan a una actividad social. Coherencia gente. Ser iguales por dentro que por fuera.

  3. No hay nada más poderoso que una firme intención.

    Esta lección en particular me dio una bofetada. No la esperaba. Pensaba que la planeación y la inteligencia son lo que te dan la ventaja, pero no es así. Una vez que tomás una decisión, y vas con determinación por eso, es como si todo el universo conspirara para ayudarte. Seguramente arriba dicen “¡ah! ¡con que esto era lo que querías! Ok, ¡ahí te va!”. Es en serio. Hacé la prueba y verás.

  4. Cuando las cosas no salen como esperabas, salen mejor.

    Esta es una continuación de la anterior. Hay un dicho que dice que la vida es eso que nos ocurre mientras hacemos otros planes. Yo digo que la vida es hacer planes y luego surfear las olas que aparecen. Si la intención es clara, estás alerta a las oportunidades, que son muchas. Y la mayoría, inesperadas. A tomarlas y comenzar a fluir en lugar de frustrarte porque no es exactamente lo que esperabas. Si es bueno, si te acerca a la meta, dale viaje.

  5. No forzar los resultados es la clave para aprender a fluir.

    De nuevo, es un costo de oportunidad. Si has tratado de mil maneras y no se da, pues toca reevaluar. Enderezar el curso. Si ves que el agua fluye más rápido por otras vías, pues a mover los remos en esa dirección. Tiendo a ser un poco cabezona, no me gusta darme por vencida, pero no se trata de eso. Se trata de reconocer tus ventajas y apalancarte con ellas. Hay más de un camino a la meta.

  6. No sabemos lo que no sabemos.

    Esto es parte de mi formación en PNL y es uno de sus conceptos más básicos. No debemos asumir nada. No sabemos lo que la otra persona piensa, siente y definitivamente no tenemos control sobre sus acciones. ¿Lo mejor? Preguntar, hablar, comunicarse. Este año, cuando me amarré la faja y enfrenté conversaciones difíciles, logré grandes cambios. Cuando las evité, las cosas cayeron estrepitosamente por su propio peso.

  7. Los negocios son de las personas para las personas.

    Nada más. Si tenés algo que salir a ofrecer, ofrecelo. Eso es un negocio. Tener algo de valor para otro, algo por lo que los demás están dispuestos a pagar. Luego contarles a todos que lo tenés y comenzar a vender. Planificación, números, estimaciones, todo eso está muy bien, pero un negocio nace cuando comenzás a servir a tus clientes. Punto.

  8. ¡Solo hacelo de una vez por todas!

    ¡Este año finalmente conquisté mi perfeccionismo! (Bueno, al menos en la mayor parte). La parálisis por análisis puede ser letal. Este año me tiré muchas veces al agua y me dí varios panzazos, pero sí que valió la pena. No sabés si algo va a funcionar hasta que lo probás. Así que probalo rápido, fallá rápido, y así harás lo correcto más rápido.

  9. Somos los creadores de nuestra propia abundancia.

    Esta frase se la escuché a mi colega Fernanda hace un par de meses, y me hizo click inmediato, porque era sobre lo que venía trabajando todo el año. Empecé el 2018 con el reto de cambiar mis creencias sobre abundancia y prosperidad. El trabajo ha rendido sus frutos. Nadie va a venir a regalarnos nada, somos responsables de nuestra prosperidad. Ya sea en un negocio propio o en un trabajo, vos sos quien crea valor, y ese valor se convierte en dinero.

Finalmente, quiero decir que estoy muy agradecida. Sé que, como a todos, me falta mucho por caminar. Pero me siento bendecida por hacer lo que amo y por todo el apoyo que recibo de las personas a mi alrededor.

Y estoy muy agradecida por vos. Por formar parte de este viaje, por sacar de tu tiempo para leer estas palabras. Te deseo un 2019 lleno de prosperidad, salud y amor.

Me encantaría saber más de vos. ¿Compartís alguna de estas lecciones? ¿Cuál te gustó más? Dejame un comentario o escribime.

¡Pura Vida! ¡Feliz 2019!